La lactancia no siempre es sencilla. En cualquier caso, si estás teniendo problemas, no estás sola. De hecho, un estudio realizado en los EE. UU. con más de 500 madres concluyó que el 92 % de ellas tuvieron dificultades con la lactancia antes del tercer día 1. Afortunadamente, muchas de estas dificultades son fáciles de resolver. Estas son nuestras soluciones a los problemas más habituales con los que se encuentran las madres durante la primera semana.
Problema 1: dar el pecho provoca dolor
El dolor durante la lactancia suele reducirse a pezones doloridos o sensibles, especialmente tras la «subida de la leche», que se produce entre el segundo y el cuarto día tras el parto 2. Tu bebé se alimentará cada dos horas, lo que significa que este problema puede empeorar de forma rápida, y muchas madres ven cómo sus pezones se agrietan, sangran o tienen ampollas. ¡Qué dolor!
Soluciones: 3
- Comprueba el agarre de tu bebé. La causa más probable del dolor durante la lactancia es un agarre deficiente del bebé. Tu recién nacido debe tener una porción importante de la parte inferior de la areola (la piel oscura que rodea el pezón) dentro de la boca cuando se alimenta, con el pezón presionado contra el paladar y agarrado suavemente por debajo con su lengua.
- Acude a un especialista o consultora de lactancia para asegurarte de que la boca y el cuerpo de tu bebé estén bien colocados y que no haya ningún otro problema de agarre. También pueden examinar el interior de la boca del bebé para ver si hay algún problema físico.
- Prueba diferentes posiciones para dar el pecho. Una posición tumbada, de cuna cruzada, bajo el brazo («balón de rugby») o acostada puede eliminar la presión de las zonas del pecho en las que tengas más dolor.
- Limpia los pezones dañados suavemente con varios algodones humedecidos en agua después de las tomas para eliminar cualquier suciedad que pueda provocar una infección.
- Seca los pezones al aire o frótalos suavemente con una muselina o toallita muy limpia y suave, ya que se pueden producir infecciones en condiciones de humedad. Utiliza discos absorbentes desechables o lavables para absorber cualquier pérdida de leche y recuerda que debes cambiarlos de forma regular.
- Calma el dolor de los pezones. Alivia el dolor y la piel reseca con lanolina en crema ultrapura, o aplica con suavidad unas gotas de tu propia leche. No es necesario quitar ninguna de las dos antes de la siguiente toma. También puedes usar parches de hidrogel directamente de la nevera. Estos apósitos para los pezones enfrían y proporcionan un alivio instantáneo para el dolor, además de crear las condiciones ideales para su curación.
- Protege tus pezones. Los protectores de pezones evitan que la ropa te roce las áreas doloridas.
- Sé paciente. El dolor suele remitir después de unos días, cuando tu cuerpo ya se ha acostumbrado a dar el pecho y la succión del bebé se hace más eficiente.
- Consulta a un profesional sanitario, un especialista o una consultora de lactancia si el dolor mientras das el pecho no remite en unos pocos días. Un dolor continuo en los pezones puede indicar la presencia de una infección que puede requerir medicación.
Problema 2: mi bebé no se agarra correctamente
Algunos recién nacidos parece que tienen problemas para conseguir un buen agarre. Tal vez sea porque los dos necesitáis algo de tiempo para coordinar vuestros esfuerzos, o porque han nacido de forma prematura, no se sienten bien después de un parto complicado, o porque sus madres tienen pezones planos o invertidos.
Soluciones
- Busca la ayuda de un especialista o consultora de lactancia que pueda diagnosticar la causa del problema y establecer un plan para solucionarlo.
- Saca hacia fuera los pezones invertidos o planos. Los formadores de pezones se pueden colocar perfectamente en el interior del sujetador y aplican una ligera presión que ayuda a sacar hacia fuera los pezones para permitir la lactancia.
- Adopta diferentes posiciones para facilitar el trabajo a tu recién nacido. Necesita sentirse sujeto, cómodo y capaz de respirar para poder alimentarse de forma adecuada. Asegúrate de no sujetar ni presionar su cabeza. Una posición tumbada, en la que el bebé se encarga de agarrarse, le ayuda a utilizar sus reflejos innatos y le facilita la tarea de llegar al pecho y agarrarse 4.
- Realiza pequeños ajustes mientras alimentas a tu bebé. En lugar de colocarlo y retirarlo del pecho, lo que puede frustraros a los dos, simplemente asegúrate de que está bien colocado y cómodo. Mantén su cuerpo cerca de ti, sujetándolo bien del hombro para que se sienta seguro. Deja que su cabeza descanse sobre tu muñeca para que pueda inclinarse ligeramente hacia atrás y tenga más espacio en la nariz para respirar. Su barbilla debe quedar cerca de tu pecho. Si realizar pequeños ajustes no parece mejorar la comodidad de tu bebé, solicita la ayuda de un especialista o consultora de lactancia.
- Utiliza pezoneras para alimentar a tu bebé. Si tu bebé no se agarra, un especialista o consultora de lactancia puede recomendarte el uso de pezoneras para ofrecerle un objetivo más grande y firme donde agarrarse. En general, las pezoneras deben considerarse una solución a corto plazo.
Problema 3: no tengo suficiente leche materna
En un principio, generarás una pequeña cantidad de leche materna porque los cambios hormonales que activan la producción de leche se producen lentamente, y no finalizan hasta llegar al segundo o cuarto día 2. Esto puede hacer que te preocupes por si tu bebé no está recibiendo suficiente alimentación, pero dado que su estómago es diminuto durante los primeros días y se alimenta con frecuencia, esto no supone un problema. Durante estos primeros días solo tienes que preocuparte si tu bebé pierde más peso de lo esperado y produce muy pocos pañales húmedos y sucios, o si muestra signos de deshidratación. Para obtener una explicación completa acerca de con qué frecuencia tu recién nacido debe mojar o manchar sus pañales, lee Dar el pecho a un recién nacido: qué puedes esperar durante la primera semana.
Soluciones
- Busca la ayuda de un profesional sanitario, un especialista o una consultora de lactancia que pueda valorar si tienes un problema de suministro de leche. Cuanto antes recibas ayuda, mejor.
- Alimenta a demanda y no sigas un horario. Durante la primera semana después del parto, tu recién nacido querrá alimentarse al menos cada dos o tres horas (¡puede que más!) tanto durante el día como durante la noche. Esta frecuencia ayuda a establecer tu producción de leche.
- Cuídate. No siempre es fácil con un recién nacido, pero intenta descansar cuando puedas, come bien y busca toda la ayuda posible con las tareas domésticas y con cualquier otro niño mayor para que puedas centrarte en la lactancia.
- Intenta extraer leche. Si tu bebé se alimenta a menudo y a pesar de ello no gana peso, un especialista o consultora de lactancia puede recomendarte la extracción para establecer tu suministro de leche. Si aún no se ha producido la subida de la leche, el extractor de leche eléctrico doble para uso hospitalario Symphony de Medela cuenta con un programa de iniciación («Initiate») que imita el modo en el que un recién nacido se alimenta durante los primeros días.
Problema 4: mis pechos están muy llenos y duros
Cuando se produzca la subida de la leche, notarás que tus pechos están más llenos y firmes. Si tu bebé se alimenta bien y con frecuencia, esta situación debería superarse sin problemas. No obstante, los pechos de algunas mujeres se endurecen en exceso, y pueden estar más sensibles, incómodas e incluso sentir dolor: un problema que recibe el nombre de congestión mamaria. Los pechos congestionados también pueden notarse muy calientes debido a la actividad que se produce en su interior: ¡es como un atasco de tráfico! Aunque se trata de una situación temporal, que a menudo dura de 24 a 48 horas, la congestión también puede dificultar a tu bebé el agarre, ya que tus pezones se aplanan 5.
Soluciones
- Alimenta a tu bebé con frecuencia. Intenta darle el pecho al menos de 8 a 12 veces cada 24 horas. Este es el tratamiento principal para este problema. Si necesitas más consejos, lee nuestro artículo sobre la congestión mamaria 6,7.
- Acude a un profesional sanitario, especialista o consultora de lactancia si los síntomas duran más de 48 horas, si tienes fiebre o si tu bebé no puede tomar el pecho debido a la congestión.
Problema 5: mis pechos pierden leche
Los pechos con pérdidas de leche son muy habituales durante los primeros días de lactancia, tras la subida de la leche. Puede que pierdas leche de un pecho cuando alimentes a tu bebé con el otro, cuando te tumbes boca abajo para dormir o cuando algo estimule tu reflejo de salida de leche de forma accidental, como la presencia de otro bebé llorando en el supermercado. Las pérdidas suelen remitir después de unas seis semanas.
Soluciones
- Protege tu ropa mediante el uso de discos absorbentes desechables o lavables en el interior del sujetador, tanto por el día como por la noche.
- ¡No pierdas ni una gota! Las copas para recoger la leche se colocan dentro del sujetador y recogen cualquier pérdida leche. Resultan útiles cuando la pérdida es excesiva para los discos absorbentes, o si un pezón tiende a gotear mientras alimentas a tu bebé con el otro. Si quieres guardar la leche recogida, puedes hacerlo, pero utiliza solamente la leche recogida durante una toma. Guarda la leche en un contenedor estéril y, si no vas a dársela a tu bebé justo después de recogerla, colócala en el frigorífico inmediatamente y utilízala antes de que pasen 24 horas. No utilices copas para recoger leche durante más de dos o tres horas cada vez.
Problema 6: creo que produzco demasiada leche
¡En ocasiones, cuando la leche sube, sube de verdad! Puede que tengas un suministro excesivo de leche, de carácter temporal, durante las primeras semanas, pero esta situación remitirá pronto 7. Hasta entonces, puede que sientas dolor en los pechos y que estén duros la mayor parte del tiempo, incluso después de una toma, y es posible que pierdas una gran cantidad de leche. Tu bebé puede toser y chisporrotear con la fuerza de la salida de la leche, vomitar al moverlo tras las tomas y sentir incomodidad en la tripa, con heces explosivas, espumosas y verdosas. Todo esto sugiere que tienes demasiada leche, pero este problema se solucionará por sí solo en cuanto tus pechos se adapten a su nuevo trabajo.
Soluciones
- Extrae algo de leche manualmente al iniciar cada toma para reducir la fuerza de la salida de la leche.
- Prueba la posición de lactancia tumbada para que tu bebé pueda controlar mejor el flujo de leche. O utiliza la posición de cuna: sujeta al bebé por los hombros, asegurándote de que su cabeza quede ligeramente inclinada hacia atrás, descansando sobre tu muñeca. Su cuerpo reposará sobre el tuyo, inclinado hacia abajo en diagonal.
- Sé delicada y paciente. Deja que tu bebé descanse y digiera la leche, tanto durante como después de una toma. Si lo mueves demasiado o muy rápido, podría sentir náuseas. A medida que vaya creciendo, irá acostumbrándose al flujo, que en cualquier caso se ralentizará.
- Utiliza una toallita o un paño de muselina para limpiar la salida brusca de leche si tu bebé se agobia cuando la leche empieza a salir, y coloca una copa para recoger la leche en el otro pecho para recoger cualquier pérdida de leche.
- Solicita el consejo de un especialista o consultora de lactancia si sigues teniendo dificultades después de varias semanas. Ellos valorarán la situación y te podrán aconsejar dar solo un pecho o restringir la alimentación si necesitas reducir tu suministro de leche.