Consejos de lactancia materna
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Cuando tu bebé empieza a tomar alimentos sólidos, es posible que creas que ya no necesita leche materna. Sin embargo, la lactancia después de los seis meses os aporta numerosos beneficios a ambos.
¿La lactancia sigue siendo importante después de los seis meses? ¿Y durante cuánto tiempo debería continuar? Las respuestas pueden sorprenderte, ya que los beneficios adicionales para la salud y el desarrollo, que los alimentos sólidos y el resto de leches no pueden ofrecer, a menudo se pasan por alto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dar el pecho durante dos años e incluso más tiempo, y esto se aplica a las familias de todo el mundo, no solo a las de los países en desarrollo.1
«Es importante señalar que la OMS no establece una duración máxima para la lactancia»,2 indica el Dr. Leon Mitoulas, director del Departamento de Investigación sobre Lactancia de Medela. «Desde un punto de vista antropológico, un periodo de lactancia de entre dos años y medio y siete años sería lo más indicado.3 Sin embargo, las normas culturales actuales conllevan, por lo general, un destete a una edad mucho menor».
Las recomendaciones de la OMS están respaldadas por una reciente corriente de investigación sobre los primeros 1000 días de vida de un niño, desde la concepción hasta que cumple dos años.4 El Dr. Mitoulas explica lo siguiente: «Los científicos han descubierto que una nutrición adecuada en esta época de la vida, junto con otros factores, tiene un impacto profundo en el crecimiento y la salud a largo plazo. Las evidencias demuestran de forma inequívoca que la lactancia es especialmente beneficiosa durante este periodo crucial de 1000 días.
»La lactancia se puede considerar un alimento, una medicina y una señal, todo al mismo tiempo»,5 añade. «Y este beneficio triple se mantiene más allá de los dos años».
Cuando tu bebé empiece a comer alimentos sólidos aproximadamente a los seis meses, puede que pienses que tu leche materna se ha convertido simplemente en una «bebida» complementaria. De hecho, es todo lo contrario. Tu bebé solo obtendrá una pequeña parte de sus calorías y nutrientes de los alimentos cuando empiece a comer sólidos.
«El mejor comienzo posible para los bebés es la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses. Pero incluso después de que tu bebé empiece a comer alimentos complementarios, la leche materna seguirá proporcionando una nutrición importante», señala el Dr. Mitoulas.
Cuando se da el pecho de forma exclusiva, un bebé suele consumir de 750 a 800 ml de leche cada día. Entre los 9 y los 12 meses de edad, puede seguir tomando unos 500 ml diarios, lo que le proporciona aproximadamente la mitad de sus calorías diarias. A los 18 meses, probablemente tomará unos 200 ml al día, lo que supone un 29 % de sus calorías.6
Es cierto que después de los seis meses, tu bebé necesita otros alimentos para obtener los nutrientes que no puede conseguir a través de la leche materna o de sus propias reservas, como hierro, cinc y vitaminas B y D.1,7 Pero incluso en su segundo año de vida, la leche materna proporciona cantidades importantes de otros nutrientes fundamentales, como explica el Dr. Mitoulas:
«En esta fase, la leche materna proporciona aproximadamente el 43 % de las proteínas que necesita el bebé, el 60 % de la vitamina C, el 75 % de la vitamina A, el 76 % del folato y el 94 % de la vitamina B12».8
Se ha demostrado que mantener la lactancia después de los seis meses reduce las probabilidades de padecer enfermedades durante la infancia y la edad adulta y, si tu bebé se pone enfermo, esta le ayudará a recuperarse de un modo más rápido. Cuanto más tiempo la mantengas, más durará la protección.
«La lactancia protege a tu bebé de infecciones y enfermedades, de tal modo que incluso se la considera una forma de "medicina personalizada", con efectos que pueden durar toda la vida», señala el Dr. Mitoulas.
Por ejemplo, se ha demostrado que mantener la lactancia durante más de seis meses protege a tu bebé contra algunos tipos de cáncer infantil, como la leucemia linfocítica aguda y el linfoma de Hodgkin,9 y reduce las probabilidades de desarrollar diabetes de tipo 1 y tipo 2,10 problemas oculares11 y dentales,12 y obesidad».13
Tu leche materna también puede reducir el riesgo de que tu bebé sufra diarrea y náuseas,14 gastroenteritis, gripes y resfriados, candidiasis e infecciones en los oídos, la garganta y los pulmones.9,15 Esto resulta especialmente beneficioso cuando se hace mayor y empieza a interactuar con otros niños o ir a la guardería, donde los gérmenes pueden ser abundantes.
La lactancia también puede salvar vidas, como señala el Dr. Mitoulas: «Las consecuencias de no dar el pecho entre los 6 y los 23 meses de edad pueden ser funestas en los países con niveles de ingresos bajos y medios, donde los bebés que no reciben lactancia tienen el doble de probabilidades de morir a causa de una infección que los bebés alimentados con leche materna, aunque solo sea parcialmente».16
Y la lactancia no solo tiene que ver con los beneficios que aporta tu leche, sino que también es perfecta para alimentar y calmar a tu bebé. Nada relaja más a un bebé o niño pequeño disgustado que una toma con mamá. A medida que tu bebé crece, una toma le ayudará en muchos aspectos, desde la aparición de los primeros dientes y las vacunas hasta los inevitables golpes y rasguños, o los virus con los que pueda encontrarse. Para muchas madres, dar el pecho obra milagros.
Estar cerca de tu bebé, respondiendo instantáneamente a sus necesidades y manteniendo un contacto visual continuo, también os permite enviaros señales entre vosotros. Los científicos creen que estas señales pueden influir en muchos aspectos del desarrollo de tu hijo, desde el apetito hasta el rendimiento académico. Cuanto más tiempo mantengas la lactancia, más probable será que obtengas resultados positivos.
«La leche materna contiene miles de moléculas activas», explica el Dr. Mitoulas. «Estas van desde las enzimas que ayudan a digerir las grasas17 y las hormonas que regulan el apetito,18 hasta las moléculas inmunitarias que estimulan el desarrollo del sistema inmunitario.19
¿Sabías que la leche materna en realidad está viva? Cada día, tu bebé bebe millones o incluso miles de millones de células vivas;20 hay miles de ellas en cada mililitro de tu leche, incluidos los citoblastos»,21 añade. «Cada una de estas células tiene una misión específica a la hora de mantener la salud de tu bebé, y se están llevando a cabo investigaciones para descubrir exactamente cómo benefician estos componentes a un bebé durante la lactancia de larga duración».
Un cosa que ya se sabe es que la lactancia prolongada tiene un impacto positivo en el CI de un niño. Los estudios muestran una ventaja de unos tres puntos en el CI en el caso de los niños alimentados con leche materna en comparación con aquellos que nunca la recibieron.22
La lactancia más allá de los seis meses se ha asociado incluso a un menor número de problemas de comportamiento en los niños en edad escolar23 y a una mejora en la salud mental de niños y adolescentes.24
Los beneficios anunciados en los envases pueden parecer impresionantes, pero no hay mejor leche para tu bebé que la tuya.
Ninguna leche de fórmula contiene todos los anticuerpos, células vivas, factores de crecimiento, hormonas o bacterias beneficiosas, ni la diversidad de enzimas, aminoácidos y micronutrientes que se pueden encontrar en la leche materna.25 Tu leche se adapta para proporcionar a tu bebé más anticuerpos y glóbulos blancos cuando está enfermo,26 algo que la leche de fórmula simplemente no puede hacer. Lee Leche materna vs leche de fórmula: ¿en qué se parecen y en qué se diferencian? para obtener más información.
La lactancia prolongada no solo es perfecta para tu bebé, también es fantástica para ti. Al mantener la lactancia más allá de los seis meses, reduces el riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca en el futuro,27 diabetes de tipo 228 y cáncer de mama,29 ovarios30 y útero».31 Y las madres lactantes a menudo ven cómo sus periodos no vuelven en muchos meses, incluso durante dos años.32
«El deseo de recuperar el peso corporal anterior al embarazo es algo importante para muchas madres», indica el Dr. Mitoulas. «Un estudio ha demostrado que el índice de masa corporal (IMC) de una madre es un 1 % inferior por cada seis meses de lactancia».24
Por no mencionar que, después de los seis meses, dar el pecho es extremadamente práctico. Tus pechos producen la cantidad adecuada de leche cuando lo necesitan y no tienes que limpiar ningún aparato ni llevar nada contigo cuando sales de casa. También notarás que alimentas a tu bebé a horas más ajustadas a tu rutina, como antes del trabajo, después de recogerlo de la guardería y a la hora de ir a la cama. E incluso si has vuelto al trabajo, puedes utilizar un extractor de leche para extraer leche para tu bebé, de forma que pueda seguir disfrutando de sus ventajas.
Con tantos beneficios científicamente demostrados, no resulta sorprendente que un número cada vez mayor de madres se decida a practicar la lactancia «a término natural» o «a término» y dejar que sea su hijo quien decida el momento adecuado para parar.
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