El poder de la leche materna
Hora de lectura: 4 min.
Durante las primeras dos semanas de vida de tu bebé, la composición de tu leche materna cambia notablemente. Descubre las extraordinarias propiedades de esta leche de transición.
Ningún día con tu recién nacido es igual que el anterior, y lo mismo sucede con tu leche materna. Cuando se produce la subida de la leche, tus pechos pueden crecer hasta alcanzar un tamaño que nunca antes hubieses imaginado, y siguen cambiando en su interior. Durante la primera semana, las células productoras de leche y el modo en que se conectan entre sí se ajustan a la lactancia.1 A partir de entonces y hasta las dos semanas, la leche que producen recibe el nombre de leche de transición.2
«Con la expulsión de la placenta, los niveles de la hormona del embarazo, la progesterona, de la madre empiezan a disminuir rápidamente», explica el profesor Peter Hartmann, una autoridad en la composición de la leche materna de la Universidad de Australia Occidental. «A medida que descienden los niveles de progesterona, se produce un aumento en la síntesis de la leche y se desarrolla una composición más "normal" de la leche materna, aunque aún tardará un par de semanas en madurar por completo».
Si el calostro es el primer alimento de tu bebé y la leche madura es su nutrición a largo plazo, la leche de transición sería el puente que une ambas.
Piensa en ellas como tres fases diferentes de la leche materna, en lugar de tipos separados. Los ingredientes básicos son los mismos mientras dure la lactancia, pero sus niveles subirán o bajará en función de las circunstancias. Durante esta fase de transición es cuando más cambian, prácticamente a diario, al igual que cambian las necesidades de tu bebé.
Tu leche cambia porque está repleta de componentes bioactivos, como células, hormonas y bacterias beneficiosas. No es un simple cambio a la espera de que la leche madura «tome el control». En realidad, los cambios están perfectamente adaptados para ajustarse a las demandas del desarrollo de tu bebé.3,4
«Un factor importante que influye en la composición de la leche es el volumen que produce la madre», señala el profesor Hartmann. «Cuando el suministro es muy bajo, la leche tiene una composición diferente en comparación con el momento en que aumenta el suministro».
A medida que tu bebé crece, empieza a necesitar más alimento y un equilibrio diferente de nutrientes. La cantidad de leche que produces durante este periodo también aumenta de forma espectacular: puedes llegar a producir hasta 600 o 700 ml cada 24 horas,5 en comparación con la cantidad minúscula de calostro que producías al principio.
«Los componentes de la leche de cada especie son específicos para satisfacer las necesidades de sus crías»
Tus pechos ya están en modo de «creación de suministro» mientras aprenden cuánta leche necesita tu bebé. También son más maduros, al igual que tu leche. En comparación con el calostro, hay niveles superiores de grasa en la leche de transición, así como una mayor cantidad de lactosa, un azúcar natural que da energía a tu bebé.2
«Los niveles de lactosa aumentan de forma brusca dos o tres días después del nacimiento del bebé», explica el profesor Hartmann. «También se producen cambios en la grasa, ya que la leche empieza a contener más ácidos grasos de cadena media C10 y C12. Además de ser una fuente de energía de rápida metabolización, se cree que tienen efectos antivíricos. Por otra parte, el contenido de sodio y cloruro desciende a niveles muy bajos en esta fase, de forma que la leche tiene un contenido de sal muy bajo».
El contenido proteico de tu leche materna también sufre cambios. Hay dos clases de proteínas en la leche materna: caseína y suero de leche. La caseína se convierte en elementos sólidos (cuajada) cuando se combina con el ácido presente en el estómago del bebé, lo que puede ayudarle a mantenerse saciado durante más tiempo. También tiene propiedades antimicrobianas. El suero de leche es rico en anticuerpos y se mantiene líquido, por lo que es más fácil de digerir, algo especialmente importante para los recién nacidos. A medida que el intestino de tu bebé se vaya haciendo más resistente durante la fase de transición, las proporciones de suero de leche y caseína de tu leche pasarán de aproximadamente 90:10 en el calostro a 60:40 después de un mes (y a 50:50 si mantienes la lactancia durante un año).6
Este equilibrio de proteínas es la mezcla ideal para los seres humanos, ya que nuestros cuerpos crecen de un modo relativamente lento mientras nuestros cerebros se hacen más grandes y complejos. También aporta todos los aminoácidos que tu bebé necesita para que su cerebro, ojos y el resto de órganos funcionen de forma adecuada.
La cantidad de la proteína de suero de leche en la leche materna es significativamente superior a la de la leche de otros mamíferos. Las proporciones de suero de leche y caseína en la leche de vaca son las contrarias: 20:80 (por ese motivo no es adecuada para los bebés de menos de un año de edad).7
«La leche tiene una misión específica», explica el profesor Hartmann. «Aunque hay algunos componentes comunes en las leches de todas las especies, como las proteínas y las grasas, cuando empiezas a mirar qué tipos de proteínas hay y qué tipos de grasas, puedes saber de qué animal proviene. Los componentes de la leche de cada especie son específicos para satisfacer las necesidades de sus crías».
Aunque tu bebé sigue siendo muy pequeño, durante las primeras dos semanas ya empieza a desarrollar su propio sistema inmunitario y necesita menos protección inmediata de ti.
Como reflejo de este cambio, la concentración de las enzimas protectoras y anticuerpos de tu leche también se modifica. Algunos de ellos, como la lactoferrina (una enzima protectora) y el sIgA (un anticuerpo), se reducen, mientras que otros, como la enzima lisozima, que acaba con las bacterias, aumentan.8
«El contenido de proteínas de la leche desciende también en esta fase», señala el profesor Hartmann. «Las proteínas protectoras se sintetizan al mismo ritmo, pero se diluyen al ser mayor el volumen de leche producida».
Las concentraciones de minerales como el cinc, el cobre y el manganeso, que ayudan a desarrollar el sistema inmunitario del bebé, también descienden al mejorar la capacidad inmunitaria.9
Durante el periodo de transición, la composición de la leche materna se ajusta de forma notable. Al final del primer mes, tu leche alcanza su madurez completa. Esto significa que es adecuada para tu bebé a lo largo de su crecimiento. Su composición no volverá a cambiar tanto, independientemente de si sigues dando el pecho durante unos meses, un año o incluso más...
1. Pang WW, Hartmann PE. Initiation of human lactation: secretory differentiation and secretory activation. J Mammary Gland Biol Neoplasia. 2007;12(4):211-221.
2. Ballard O, Morrow AL. Human milk composition: nutrients and bioactive factors. Pediatr Clin North Am. 2013;60(1):49-74.
3. Munblit D et al. Colostrum and mature human milk of women from London, Moscow, and Verona: determinants of immune composition. Nutrients. 2016; 8(11): 695.
4. Pons SM et al. Triacylglycerol composition in colostrum, transitional and mature human milk. Eur J Clin Nutr. 2000;54(12):878-882.
5. Neville MC et al. Studies in human lactation: milk volumes in lactating women during the onset of lactation and full lactation. Am J Clin Nutr. 1988;48(6):1375-1386.
6. Kunz C, Lönnerdal B. Re-evaluation of the whey protein/casein ratio of human milk. Acta Paediatr. 1992;81(2):107-112.
7. Martin CR et al. Review of infant feeding: key features of breast milk and infant formula. Nutrients. 2016;8(5).
8. Lönnerdal B et al. Longitudinal evolution of true protein, amino acids and bioactive proteins in breast milk: a developmental perspective. J Nutr Biochem. 2017;41:1-11.
9. Casey CE et al. Studies in human lactation: zinc, copper, manganese and chromium in human milk in the first month of lactation. Am J Clin Nutr. 1985;41(6):1193-1200.
Artículos que pueden interesarte