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Conservación y descongelación de leche materna

Hora de lectura: 4 min.

La leche fresca contiene células maternas vivas y los máximos niveles de nutrientes, factores de crecimiento y muchos otros componentes protectores. Con el paso del tiempo y la exposición a las variaciones de temperatura, se reduce la potencia de estos componentes, a la vez que aumenta el riesgo de contaminación bacteriana y la proliferación de patógenos. La leche materna fresca no es estéril, sino que contiene una gran variedad de organismos, entre los que se incluyen bacterias no patógenas, bacterias patógenas, virus, micobacterias y hongos. Aunque las cantidades de bacterias presentes en la leche materna pueden variar mucho, en general, la mayoría de los organismos identificados son de tipo no patógeno, flora cutánea normal del pezón o el pecho de la madre, u organismos que protegen el sistema gastrointestinal del recién nacido después de haber migrado a la mama a través del circuito enteromamario.

Se ha investigado mucho sobre el efecto de la conservación sobre el contenido microbiológico, la composición de lípidos, los componentes celulares, las propiedades antibacterianas y la capacidad antioxidante, aunque todavía se desconocen muchos factores. Junto a los cambios que se producen a lo largo del tiempo, surgen diferentes problemas ligados a la conservación de la leche materna a diversas temperaturas, como las temperaturas ambiente, de refrigeración y de congelación. Esto implica que serán necesarias diferentes recomendaciones para diferentes temperaturas y situaciones de almacenamiento.


Preparación para el almacenamiento

La leche conservará la mayor parte de sus propiedades inmunológicas en recipientes de cristal o de plástico duro que no contengan polietileno. Además, ya no se utiliza bisfenol A (BPA) en la fabricación de los biberones para lactantes debido a sus efectos adversos. Dado que el riesgo de rotura del vidrio puede resultar preocupante, los recipientes ideales para la conservación de la leche son los que están hechos de plástico duro de uso alimentario fabricado sin bisfenol A y con tapa hermética. También pueden ser aceptables recipientes limpios, asépticos o estériles.

Pautas de almacenamiento para leche materna recién extraída (para bebés sanos nacidos a término)


Lugar de almacenamiento

Temperatura ambiente
De 16 °C a 25 °C
(de 60 °F a 77 °F)

Frigorífico
4 °C (39 °F)
o más frío

Congelador
–18 °C (0 °F )
o más frío

Leche materna descongelada en el frigorífico

Tiempo de almacenamiento seguro

Hasta 4 horas es lo recomendable


Hasta 6 horas para la leche extraída en condiciones de máxima higiene*

Hasta 3 días es lo recomendable


Hasta 5 días para la leche extraída en condiciones de máxima higiene*

Hasta 6 meses es lo recomendable


Hasta 9 meses para la leche extraída en condiciones de máxima higiene*

A temperatura ambiente: hasta 2 horas


Frigorífico: hasta 24 horas

¡No volver a congelar!

*Directrices para la extracción de la leche en condiciones de máxima higiene:

Antes de extraer la leche materna, las madres deben lavarse las manos con agua y jabón o con un desinfectante de manos a base de alcohol. Las piezas del extractor, los biberones y la zona de extracción deben estar limpios. Los pechos y los pezones no necesitan lavarse antes de la extracción.

Se recomienda utilizar un frigorífico para uso sanitario con control de temperatura constante y uniformidad de temperatura.

Observación: Estas directrices de almacenamiento y descongelación de la leche materna son solo recomendaciones. Las directrices y normas nacionales e internas de los hospitales pueden ser distintas.


Pautas para el almacenamiento

La leche puede almacenarse de forma segura a temperatura ambiente durante un corto periodo de tiempo. Aunque los estudios difieren en cuanto al periodo exacto recomendado, en general, las altas temperaturas se asocian con recuentos bacterianos más elevados en la leche extraída. Según un estudio fundamental, la proliferación bacteriana, que se restringió principalmente a organismos no patógenos, era mínima a 15 °C y permanecía en valores bajos a 25 °C durante las primeras 4-8 horas, pero aumentaba rápidamente después de 4 horas cuando se conservaba a 38 °C. Los autores concluyeron que la leche a 15 °C era segura durante 24 horas, y a 25 °C, durante 4 horas. Como resultado, la leche extraída puede almacenarse de forma segura durante unas cuatro horas a una temperatura de hasta 26 °C. A una temperatura ambiente más baja, también puede ser razonable un almacenamiento de hasta seis horas en ambientes limpios.

La refrigeración a una temperatura de aproximadamente 4 °C mantiene la integridad de la leche materna durante más tiempo que cuando se deja a temperatura ambiente. Se ha observado que la refrigeración inhibe el crecimiento de bacterias grampositivas durante tres días.

Se ha recomendado como un proceso óptimo la congelación a –20 °C durante un periodo de hasta tres meses. A los tres meses se mantiene el contenido de vitaminas A, E y B, proteínas totales, grasa, enzimas, lactosa, cinc, inmunoglobulinas, lisocima y lactoferrina, aunque puede presentarse una pérdida de vitamina C en el transcurso de un mes. La proliferación bacteriana no es un problema significativo durante las seis primeras semanas. Sin embargo, la capacidad antibacteriana suele ser menor que la de la leche fresca debido a la pérdida de células vivas como los fagocitos. Se considera aceptable un periodo de hasta 9 meses en el congelador a < –20 °C, si bien pueden producirse cambios de sabor y olor a –80 °C, dado que la lipasa sigue degradando la grasa para generar ácidos grasos.

Tras la congelación, la leche puede descongelarse en el frigorífico, mediante un recipiente de agua templada o colocándola bajo agua corriente templada. Debe evitarse la descongelación de la leche materna con agua muy caliente, en el microondas y en la cocina, ya que las temperaturas elevadas reducen las propiedades antibacterianas y otras propiedades bioactivas de la leche. La descongelación es completa cuando la leche congelada se ha vuelto líquida, todavía está muy fría y aún hay presentes algunos cristales de hielo. La presencia de cristales de hielo es un indicador visible de que la leche no se ha descongelado más allá de determinado punto. La leche descongelada se debe refrigerar hasta inmediatamente antes de su uso, y no se debe dejar a temperatura ambiente durante más de unas pocas horas para evitar la proliferación bacteriana. Se ha demostrado que la recongelación de la leche después de la descongelación en el frigorífico mantiene una carga bacteriana segura, aunque también se ha indicado que la leche descongelada por completo hasta la temperatura ambiente no debe volver a congelarse.

Resúmenes de estudios

ABM clinical protocol #8: human milk storage information for home use for full-term infants

A central goal of The Academy of Breastfeeding Medicine is the development of clinical protocols for managing common medical problems that may impact breastfeeding success. ...

Academy of Breastfeeding Medicine Protocol Committee (2010)

Breastfeed Med. 5(3):127-30


Human milk: a source of more life than we imagine

The presence of bacteria in human milk has been acknowledged since the seventies. For a long time, microbiological analysis of human milk was only performed ...

Jeurink PV, van Bergenhenegouwen J, Jiménez E, Knippels LM, Fernández L, Garssen J, Knol J, Rodríguez JM, Martín R (2010)

Benef Microbes. 4(1):17-30

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